A priori las imágenes no tienen relación entre sí, más allá de cierta cercanía geográfica, o la inclusión de motivos semejantes en los encuadres. Su verdadero nexo es formar parte de una deliberada elección, la del autor, motivada por una sensación de asombro. Se trata de “cuadros encontrados” al azar, sin preparación de escenografía o planificación previa.
Hay una segunda elección que caracteriza el proyecto: aunque sin relación previa entre las imágenes, su formulación conjunta, más bien, su orden revela la intención de encontrar entre ellas un diálogo, una interconexión que propicie nuevas lecturas, nuevos significados.
El punto de vista frontal denota un carácter documental que pretende llevar al espectador las cosas como son, dejando que la sorpresa, si existe, venga dada no por la manipulación o el uso de aspectos técnicos u ópticos que configuren subjetivamente la realidad, sino por lo inesperado de su naturaleza.
Pese al azar, la intención del autor acaba revelándose en el ámbito compositivo dentro del microcaos a través de líneas, de diferencia de texturas o de repetición de formas o colores.
Aunque muchas veces las líneas o las formas nos remiten a supuestos fueras de campo, completando con el ámbito de la sugerencia lo que ocurre dentro de la imagen, el trabajo se ha vertebrado en torno a la idea de que el encuadre era el verdadero reto, de que la toma circunscribiera todo aquello que formara parte del asombro, de la extrañeza, de la realidad trasladada.
En ese último sentido, el espacio es universal: es Cádiz, pero podría ser cualquier lugar. Tampoco importa el tiempo, que se conjuga como un indefinido presente, pero con escenas que podrían haber ocurrido, o estar ocurriendo, en cualquier otro momento.
23, 24 Y 25 JUNIO - HORARIO: 11.30 A 14.00 / 15.30 A CIERRE - BALUARTE DE LA CANDELARIA